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“Sin querer queriendo”: El papel de las canciones de cuna

Por: Francesco Lavarello



El nacimiento de un bebé y en el transcurso de su primer año de vida con sus padres, se puede notar que ante cualquier necesidad como el hambre hasta querer ser arropado no le es posible atenderse a sí mismo. Por lo que necesitará de sus padres, en especial de la madre para satisfacer estas necesidades básicas. Sin embargo, existen algunas otras actividades que hace la madre sin que el bebé pida, por ejemplo: Acariciarle la piel, frotarle la frente o cabeza, chocar miradas, hacerle muecas mientras lacta del propio seno o hasta hacerle balbuceos. Estos actos son una especie de “sin querer queriendo” –haciendo referencia al fraseo hecho por el personaje mexicano Chavo del ocho- indispensables para el desarrollo emocional del niño y futuro adulto. Hoy se quiere presentar uno de los actos fundamentales que pasa más desapercibidos por la madre y que contribuye al vínculo en el primer año de vida con su hijo como son las canciones de cuna que puede escuchar el bebé.


Para comentar sobre esto se hace la pregunta de ¿cómo puede ser posible que cantarle al bebé contribuye en algo al vínculo que tiene la madre con su hijo? Para intentar responder tal pregunta que pueden estar haciéndose los lectores del presente artículo, podemos presentarle un ejemplo claro donde al niño durante su primer año de vida le puede estar costando ir a dormirse. Este momento puede ser único donde suceden interacciones lúdicas entre los padres y los niños para llevar a cabo una despedida con separación al terminar las labores del día que acaba. Cada cultura tiene sus propios métodos o casi rituales de cómo despedirse de su hijo cuando se tiene que ir a dormir, en especial durante el primer año de vida, pero resalta el uso de las canciones de cuna.


Lo que pasa es que el niño antes de ser una persona totalmente independiente de su madre tiene que reconocerse en las propias sensaciones que siente en su cuerpo. Una de estas sensaciones proviene de la audición. La audición no es el simple hecho de oír sino también de escuchar que la madre o padre canta dulcemente para él. Que le hace cosquillas en sus oídos sin siquiera tocarlo con sus cumplidos o con algún sobrenombre que le haya puesto con cariño o respeto. Lo que pasa es que el espacio intermedio entre la madre y el niño en su primer año de vida puede resultar en algunos casos temeroso para el bebé que se sentía más cómodo dentro del vientre, pero es la madre quien puede contribuir a que el nuevo espacio donde se encuentra el niño sea más agradable para él. De esta manera se le ofrece al niño una experiencia de sonido con ritmo donde pueda sentirse más cómodo en el mundo exterior con el silencio, conciliar el sueño (en nuestro ejemplo anterior) y con la separación después de su propio nacimiento, y es que las canciones de cuna o experiencias auditivas que brinda la madre son antes que la misma mirada o sonrisa de la madre, gusto al saborear la leche materna, las caricias que siente en su piel o hasta antes del olor de la leche.


Se piensa a estas canciones de cuna o arrullos de parte de la madre al niño como si fuera un baño de sonidos que puede servir como un espejo donde el niño pueda imitarlos con sus gorjeos, balbuceos o gritos y en el futuro encontrar su propia voz o habla. Así este acto de cantar una canción de cuna que en muchas ocasiones no se le presta atención puede “sin querer queriendo” ayudar al desarrollo personal del niño.


Bibliografía


Raphael- Leff, J. (1994). El lugar de las cosas salvajes. En Lemlij (Ed.) Mujeres por Mujeres. Biblioteca Peruana de Psicoanálisis.


Litvan, M.A., Perkal, A.W., González, E., Ángulo, M.B., Brovetto, E., Bonifacio, N., Nogueira, G., Sazón, E., y Vieira, M. (2001). Arrullo, ritmos y sincronías en la relación madre-bebé. Revista Iberoamericana de psicomotricidad y técnicas corporales, (1), 49-62. Recuperado de: https://vdocuments.site/amp/arrullo-ritmos-y-sincronias-en-la-relacion-madre-bebe.html

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