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PATRONES TRANSGENERACIONALES EN LA VIOLENCIA FAMILIAR

Por: Ingrid Flores




La familia es uno de los sistemas más importantes de los niños y niñas, puesto que al ser la primera experiencia en la cual el niño se desarrolla, tiene influencia en su desarrollo cognitivo, emocional y socio afectivo. Además, en su capacidad configuradora sobre sus relaciones posteriores e incluso su valoración propia (Grusec, 2002). Por lo cual, el entorno familiar en el cual se desarrollan las personas es de suma importancia, ya que ahí es donde se transmite, aprende y reproduce pensamientos, comportamientos y formas de relacionarse, siendo estos, la base en la que se construirá su mundo interno y su propia individualidad.

En la conformación de la organización familiar, los padres (y miembros de la familia) ponen en práctica las conductas aprendidas, a las cuales recurrirán para solucionar los problemas que se susciten, es decir, recrearán en su nueva familia, las experiencias aprendidas en sus respectivas familias de origen (Álvarez, 2010). Entonces, resulta pertinente cuestionarse, ¿Qué ocurre cuando una persona ha crecido o crece en un entorno donde se ejerce la violencia familiar?

La violencia familiar es un problema cotidiano en diversas sociedades. En muchas partes de la cultura occidental, la visión socialmente compartida sobre la educación en el hogar es que ésta se ejerza con una tendencia autoritaria y si no se obedece o si se refuta los mandatos de los padres, se tiende a castigar con golpes, indiferencia, insultos, palabras hirientes, etc. Cuando ocurre este tipo de violencia queda grabado en la mente de los miembros de la familia, y lo transforma en miedo o incluso puede derivar en un trauma, lo cuales posteriormente al no ser capaces de liberarse de este evento, muchas veces traumático, tienden a reproducir lo vivido ya sea pasiva o activamente (repitiendo el sufrimiento de lo experimentado o haciéndoselos padecer a otros) en sus relaciones interpersonales y/o en sus estilos de crianza, estilos de afrontamiento o solución de conflictos, etc.(Lostaunau, Torrejón y Otero, 2012). Es por ello que, un entorno familiar violento es el resultado de una herencia transgeneracional, es decir, una tendencia a repetir dicha conducta violencia aprendida y transmitida inconscientemente generación tras generación (Barudy 1998).

Lo anteriormente mencionado, puede llevar a las personas que fueron testigos y/o víctimas directas de la violencia familiar a asumirlas como una posible manera de resolver los conflictos de una forma inconsciente. En este sentido, es muy probable que se crezca pensando que ejercer violencia es normal, además de crecer reproduciendo estos modelos relacionales de violencia como una forma válida y natural de interactuar y/o solucionar problemas, continuando así este patrón transgeneracional en sus relaciones de interpersonales o incluso cuando se convierte en padres.

Asimismo, para algunas personas la repetición del patrón agresivo hacia otro, sirve como desahogo de las experiencias dolorosas que se vivieron, puesto que, reproducir lo ocurrido sería el asesinado y la eliminación de aquella vivencia y de los sentimientos que trajeron consigo. Sin embargo, para Del Valle Laguna (2014) repetir la violencia, es intentar tener un control de aquello, dominar la situación y el dolor que generó.

En este sentido, y recopilando lo anteriormente expuesto, hay determinadas experiencias, como es la violencia, en el núcleo familiar que no han podido ser procesadas psíquicamente, lo cual se transmite inconscientemente de generación a generación causando dolor y no permite un adecuado establecimiento del vínculo familiar. Esto puesto que, se repite inconscientemente la violencia transgeneracional porque no se ha puesto en palabras, no se ha relatado.

Por lo cual, es importante que las personas que han sufrido o sufren violencia familiar, tengan un espacio personal y de confianza, para expresar estás experiencias, muchas veces dolorosas, que marcaron así nuestra forma de percibirnos y relacionarnos.

Asimismo, hay que tener en cuenta que nunca es tarde para revalorar nuestro estilo de convivencia, la comunicación ni las formas de manifestar las diferencias. Así que, ¡Empecemos a generar vínculos y entornos sanos!


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Álvarez, M., Edelmira, R. M., & Liliana, V. G. (2010). Violencia trans e intergeneracional en madres con hijos adolescentes en tres ciudades de la sierra peruana. In Anales de Salud Mental (Vol. 26, No. 1).

Barudy, J. (1998). Dolor invisible de la infancia (Vol. 2). Barcelona: Paidós.

Del Valle Laguna, M. (2014). Transmisión transgeneracional y situaciones traumáticas. Temas de psicoanálisis, 7, 1-28.

Fisher, D. (1999). Preventing childhood trauma resulting from exposure to domestic violence. Preventing School Failure, 44 (1), 25-27

Green, A. (2001), El tiempo fragmentado, Buenos Aires, Amorrortu

Grusec, J. E. (2002). Parental socialization and children ́s acquisition of values. Handbook of Parenting, 5, 143-167

Lostaunau, V., Torrejón, C., & Otero, S. (2012). Un estudio sobre violencia transgeneracional en madres peruanas: perfil clínico-epidemiológico. Revista Peruana de Epidemiología, 16(2), 91-95.


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