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El llanto del bebé: una aventura de acogida de padres y madres

Por: Luis Lucero Marzano



La llegada de un bebé al hogar implica cambios significativos en el sistema familiar y está acompañada de pequeños desafíos de cuidado y contención emocional hacia el infante. Un ejemplo cercano a estos desafíos es la experiencia del encuentro de la madre y del padre con el llanto del bebé.

A modo de comprensión, el llanto del bebé es un acto natural determinado genéticamente para su sobrevivencia (Leal, 2021) ya que permite que se cumplan sus necesidades y estimula el vínculo con la madre (Jarrin, 2010). En ese sentido, es un puente de comunicación con los adultos que, al aprender a interpretarlo, se vuelve una herramienta (Osa, 2006) para entender sus motivos; tales como el hambre, la presencia de un malestar o dolor físico, sueño, frustración, aburrimiento, sustos, miedos o angustias (Palau, 2011). Sin embargo, ante el desconocimiento e impotencia de los cuidadores de no poder resolver la demanda del bebé surge una angustia, que en ocasiones hace que sean incapaces de contener su dolor e incluso hasta de su propia angustia, seguido de enfados y hostilidad (Álvarez, 2001).

Esta angustia desbordada de la madre y del padre ante el llanto del infante los lleva a tomar decisiones que, en su mayoría, son trasmitidos de generación en generación o son impulsadas desde su propia intuición. Así pues, expresiones como “déjalo llorar para que fortalezca sus pulmones”, “se va a cansar y a dormir” o “que se vaya acostumbrando” persisten en el tiempo. No obstante, se ignora que el llanto expone al bebé a niveles altos de estrés y pánico que, ante la ausencia del auxilio, terminan agotados y desgastados haciendo que se duerma; en consecuencia, corre el riesgo de desarrollar una desconexión emocional debido a que siente un abandono porque aprende que haga lo que haga su situación no será cambiada ni remediada (D´Agostino, 2017).

Ahora bien, esto no quiere decir que el llanto debe ser evitado pues, como se mencionó líneas arriba, es genético y siempre estará presente en la interacción del bebé con sus cuidadores. Si no, por el contrario, debe ser permitido, tolerado y acogido. De este modo, las madres y los padres se convierten en agentes activos que responden al llamado del infante con empatía para proveer un ambiente facilitador cargado de afecto, contención y compañía.

Es así como, la acogida de los cuidadores al malestar del bebé permite que exprese y comunique lo que siente y lo que necesita con la confianza de que hay un otro que lo sostenga y provea. Este acto de acompañar el llanto del infante requiere de un trabajo externo e interno de las madres y los padres. Para esto, es importante sostener al bebé en los brazos con calma, en un lugar confortable, manteniendo una mirada compasiva y consciente del amor que se tiene, hablar suavemente validando lo que siente y trasmitiendo su presencia a través de la palabra y el tacto; asimismo, ser consciente de las emociones que surgen en su interior, acogerlas y validarlas, puesto que es una respuesta empática al sufrimiento del bebé (Álvarez, 2001).

A modo de conclusión, el llanto del bebé es una respuesta natural que funciona como medio de comunicación para trasmitir sus deseos y necesidades. Ante esto, los padres acuden al llamado con la intención de satisfacer esas demandas. De esta manera, aún a pesar de que el llanto les sobre pase emocionalmente, realizan un trabajo de acogida al malestar del infante. Pues, con los meses, las mamás y los papás irán reconociendo lo que el llanto de su bebé les quiere comunicar.


Referencias

D´Agostino, A. (12 de diciembre de 2017). Llanto y Sueño: dejar llorar a los bebés produce alteraciones en las emociones y en el cerebro de los mismos. Psicología dinámica.https://psicologiadinamica.es/llanto-y-sueno-dejar-llorar-bebes-sus-concecuencias/

Jarrín, E. (2010). Dacriopsicología: Estudio sobre el origen y la clasificación del llanto emocional. [Tesis doctoral, Universidad de Alcalá]. Biblioteca digital de la Universidad de Alcalá. https://core.ac.uk/reader/58909399

Leal, José. (2021). De la fragilidad y la ternura: sostener y acompañar la infancia y adolescencia. (Reflexiones a propósito de un caso de violencia paterna). Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 41, 139, 187-210 https://doi.org/10.4321/S0211-57352021000100012

Osa, M. (4 de marzo de 2006). El llanto del bebé como puente de comunicación con el adulto. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/salud/el-llanto-del-bebe-como-puente-de-comunicacion-con-el-adulto-nid785638/

Palau, P. (2011). Psicopatología perinatal: trastornos psicosomáticos y de la interacción, en el bebé. Revista de Psicoterapia y Psicosomática del IEPPM, 77. https://es.scribd.com/document/88593506/Psicopatologia-perinatal-trastornos-psicosomaticos-y-de-la-interaccion-en-el-bebe


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