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Los primeros años de vida

Por: Angelo Tazza




Desde que el bebé viene al mundo tiene que enfrentar lo que sería el primer trauma. De salir de un lugar en el cual tiene todo, pues no necesita abrigo ni carece de alimento dentro del vientre de su madre, a enfrentar un mundo el cual le es hostil y donde no tiene al alcance todo lo que necesita para sentirse protegido. A ese nuevo mundo, el mundo en el que estamos todos nosotros, es el cual el bebé va a tener que adaptarse. Para lograr ello, va a necesitar siempre del apoyo y seguridad de la madre o esa persona que cumpla ese rol. Esta será la encargada de sostenerlo y de satisfacer las necesidades de abrigo, alimento y cariño que necesita el niño para desarrollarse plenamente. Es en estos primeros meses, donde el bebé va a tener que ir formando su comprensión del mundo y para lo cual va a tener que experimentar y pasar por pequeños sufrimientos al no obtener todo lo que necesita en el momento que lo desee. A su vez la madre, o la persona encargada del cuidado exclusivo del bebé, va a tener que estar atenta a estas exigencias del recién nacido, y aunque esto puede ser novedoso para ella, va a tener que hacer su mejor esfuerzo por cumplirlo.


El padre, o la persona encargada de brindar apoyo a esta madre, será quien a través de sus palabras de calma y actitudes que brinden seguridad a esta familia podrá generar en ella confianza y tranquilidad para poder cumplir bien el rol de madre con su bebé. Si bien, la madre va a tratar de estar todo el tiempo posible con su bebé y que nada grave le suceda, habrá ciertos momentos donde tendrá que dejar al bebé para realizar otras tareas. En este momento el bebé puede experimentar que su madre lo abandona, y esto generarle mucha angustia, la cual expresa con llantos y gritos. La madre, o cuidador(a) primario podrá aliviar esta angustia del bebé al estar atenta y sostenerlo con cariño y brindándole palabras de amor y seguridad; sin embargo, de no realizarse esto, y más bien dejar al bebé llorar por largos tiempos, o tratarlo con dureza o incluso pegarle, solo generará que la angustia no calme y el bebé experimente ello como un leve trauma que lo marque en su modo de relacionarse en el futuro.


Los gritos y llantos son solo modos de expresarse del bebé cuando este quiere alimento, o cuando siente miedo de algo, o quiere que algo se cumpla. El bebé, ausente de lenguaje, hace uso de estos gritos y llantos para comunicar sus deseos. Es aquí donde el adulto a cargo de este, prestará palabras al bebé, y lo introducirá al mundo del lenguaje. Con palabras dóciles diciéndole “tienes hambre, voy a darte leche”, o “no te preocupes, mamá está aquí para cuidarte”, el bebé comprenderá poco a poco el lenguaje del adulto y lo almacenará en su memoria, para más adelante poder él mismo reproducirlo con las primeras palabras como “mamá”, “papá”, “leche”, “pipi”, etc.


Un bebé tratado con amor, cuidado y con mucha responsabilidad, en donde se evite dejarlo llorar por mucho rato, o maltratarlo, y más bien se busque apaciguar su angustia y comunicarle palabras de cariño, será un bebé que logre una fuerte seguridad en sí mismo, ya que se sentirá capaz de confiar en su entorno y sabrá que estará su madre o su padre que lo protegerá. Esta sería la primera base de la formación de su personalidad. Los siguientes años de vida, el bebé tendrá que empezar a tomar mayor dominio de su propio cuerpo y el control de sus esfínteres (lo que sería solicitar ir a defecar y/u orinar en el baño y no en cualquier lugar). Manejar esto será otra buena señal del desarrollo del bebé que se va a camino de hacerse un niño. Más adelante, el niño ya por sus 3-4 años empezará a conocer más su cuerpo y el entorno que lo rodea. Podrá diferenciarse de sus padres y establecer qué es lo que está bien de lo que está mal (aunque en cierta medida), además de ya manejar el lenguaje. Cuando el niño ya entra al colegio será una etapa crucial para este, donde tendrá que enfrentar las otras realidades de sus compañeros, y conocer otras perspectivas que se manejan en la sociedad donde se desenvuelve. Aquí será expuesto con otros niños de su edad, y tendrá este mayor acercamiento con sus compañeros del sexo opuesto. Será un momento de descubrimiento y mucho aprendizaje. En esta edad de los 6-7 años, los niños se enfocan más en estar con personas del mismo sexo, y a compartir a través de los juegos y relacionarse de manera más abierta con los demás.


De este modo es que el niño alcanza pasar los primeros años de vida. En un primer momento viene al mundo como un ser indefenso, lleno de exigencias que no puede satisfacer por él mismo, y con la necesidad de un cuidado particular para luego ir entrando a lo que sería la vida en sociedad. La adaptación de este al mundo en sociedad, va a depender siempre de cómo el niño ha ido superando las etapas previas a su edad actual. No siempre los padres estarán ahí para cumplir con todo lo que necesita el niño. Si bien es cierto, en un primer momento sí necesitará para todo de la asistencia de ellos, pero más adelante debe el niño ir entendiendo que sus padres también son sujetos diferentes a él, y que tienen también sus propios deseos y necesidades, y que necesitan un tiempo para ellos mismos. Esto no debe generar angustia en el niño si es que se le explica siempre con cariño y respeto, y se le alienta poco a poco a ser cada vez más autónomos e independientes.


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