top of page

Los límites que quedan en silencio

Por: Estrella Arana


Los límites que establecemos con las demás personas nos ayudan a mostrar lo que estamos dispuestos a aceptar o tolerar en cuanto a comportamiento, actitudes y trato. De esta forma, podemos tener relaciones saludables, donde se promueva el respeto mutuo y se protejan nuestras necesidades y deseos. Esto también contribuye a nuestro bienestar. 

Para poder establecer dichos límites, es importante conocernos a nosotros mismos, entender por qué ciertos temas o comportamientos nos afectan y qué es lo que realmente nos importa cuidar. Una vez que intentamos responder estas interrogantes podemos comunicarnos con el otro. 

Ahora, si bien los límites suelen expresarse verbalmente ¿Qué pasa con aquellos límites que no se comunican con palabras? A veces, los límites se expresan a través de acciones (gestos, postura, movimiento, contacto visual, entre otros) que, aunque no son verbalizadas, transmiten un mensaje.

Un ejemplo de esto puede ser cuando una madre decide destetar a su bebé. En este caso, el destete no siempre se comunica con palabras, sino que se lleva a cabo a través de una acción física, como alejarse o cubrirse el pecho con algo que el bebé rechace, lo que marca el fin de la lactancia. Estas acciones no verbales pueden generar confusión, angustia o incluso inseguridad en el niño, ya que no tiene las herramientas para comprender por qué se ha interrumpido una experiencia que era de consuelo y nutrición. 

A largo plazo, la falta de comunicación clara sobre los límites puede afectar la forma en que el niño percibe la seguridad en sus relaciones y su capacidad para comprender y gestionar sus propias emociones. Por ello, es importante mantener una comunicación verbal clara y de forma comprensiva con el niño. En ese sentido, puede ser muy valioso el hecho de hablar con él o ella de manera sencilla, diciéndole lo que está pasando. Por ejemplo, se podría comentar: “Es momento de tomar algo diferente, porque estás creciendo, pero mamá siempre estará aquí para abrazarte y cuidarte”. Esto ayuda al niño o niña a sentirse acompañado y a comprender, aunque sea de manera superficial, que el cambio y el recibir un “NO” por respuesta forma parte de un proceso que se va a manejar con cuidado.

De este modo, es importante recordar que los límites no solo deben establecerse de manera verbal, sino también de manera consciente y respetuosa en nuestras acciones. La forma en que actuamos también comunica mucho, y a veces es necesario explicitar o acompañar esos cambios para evitar malentendidos o conflictos emocionales en los pequeños. 

Evocando nuevamente el ejemplo del destete infantil, es crucial que este proceso no se realice de manera abrupta, sino de forma gradual, para permitir que el niño se adapte tanto física como emocionalmente. Por ejemplo, se puede comenzar reemplazando una toma al día por otro alimento o por el uso de un biberón. De esta manera, el niño podrá ir comprendiendo que el cambio ocurre de forma natural, ayudándolo a aceptar que, en el futuro, se enfrentará a otros cambios similares o tendrá que recibir una negativa por parte de otro.

En este proceso, es fundamental que el cuidador o la cuidadora actúe como un apoyo constante. Aunque el niño pueda experimentar tristeza o frustración al dejar de compartir ese momento especial de lactancia con la madre, es importante recordar que esto no significa el fin de su cercanía afectiva. Existen muchas otras formas de fortalecer el vínculo, como jugar juntos, compartir la hora de la comida, cantar una canción, entre otros.

Realizar este proceso con conciencia y afecto (ya sea mediante abrazos, besos o contacto físico) puede ayudar al niño a sentirse seguro y amado, incluso cuando atraviesa la transición de una etapa que solía disfrutar y ahora podría añorar.


 
 
 

Comentários


Comparte tu opinión

!Gracias por subscribirte!

© 2023 by Train of Thoughts. Proudly created with Wix.com

bottom of page