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Las vicisitudes externas en la maternidad. Cuando lo complejo se vuelve aún más complejo

Por: Fátima Napán Jara


Ser madre. Ser madre después de haber sido hija; ser madre sin haber tenido una madre; ser madre junto a una pareja; ser madre sin pareja; volver a ser madre después de ya haber sido madre; ser madre habiéndolo buscado; o ser madre sin haberlo ni imaginado.


El proceso de maternidad es extremadamente amplio, complejo y diferente para cada una de las personas que lo atraviesa, es probable que nadie atraviese la misma maternidad dos veces sino que más bien, sea más distinto mientras más grande sea la lupa con la que se mire. Los nueve de embarazo parecerían poco al costado de los 10, 20 o 30 años que se acompaña a un hijo, aunque sea con el pensamiento. Algunas tienen la posibilidad de estar junto a sus hijos durante años en la casa, ir a ver los partidos de fútbol en el colegio y ayudarles con la tarea, mientras que otras, por mucho que lo desearan, tienen que salir a trabajar para poder sacar adelante a sus familias.


Parece entonces que las diferencias y situaciones que vuelven el proceso de maternidad tan complejo, no fueran únicamente personales, sino que estuvieran íntimamente relacionadas con la realidad que cada una de las madres vive. No es lo mismo ser madre en Suiza, que ser madre en Perú, ni serlo en el 2023 que en 1970. Tampoco es lo mismo ser madre en un contexto con menores carencias materiales o afectivas, porque en definitiva, el entorno juega un papel sumamente importante en el desarrollo de la maternidad. Es este entorno el que definirá cuánto tiempo tiene la madre, que tan apoyada es por sus parientes, quienes la acompañan en los momentos más duros y con quienes puede desahogarse cuando se sienta cansada física o emocionalmente, es decir, quienes la contienen. Es así que, el entorno soporta, así como las personas del entorno soportan, y en definitiva son quienes facilitan y favorecen que la madre pueda estar tranquila en el encuentro con su hijo.


Muchas veces, el exceso de trabajo, la pobreza, la soledad, la violencia, la rigidez, las carencias emocionales, el cansancio, el deseo y muchos otros miles de factores son los que vuelven la maternidad una etapa llena de cambios y dificultades. Ser madre va mucho más allá de cambiar pañales, educar y llevar en el vientre durante nueve meses al hijo que da sentido a la palabra. Ser madre representa también luchar contra las dificultades que rodean, amar y conectar con ese niño o niña aún cuando el trabajo o problemas parecen haber absorbido toda la energía, sentirse agotada y sola por momentos, equivocarse o dejar que la frustración nuble la razón al tomar decisiones… Todo eso también es ser madre, y además de atesorar momentos preciados, es poder estar presente en la forma única en la que cada una lo logre, y para que esto sea posible, el contexto en que se desenvuelve el curso del maternaje tiene un rol fundamental, precisamente para que aquello que naturalmente es complejo, no se vuelva aún más complejo.

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