Por: Luciana Espinoza
Desde el nacimiento, la mamá y él bebé, comienzan un proceso de descubrimiento mutuo, que se va fortaleciendo a lo largo del proceso de crecimiento y desarrollo del bebé. Con ello, mediante la relación que van estableciendo, comienzan a aprender características y formas de comunicación propias de cada uno, pues comienzan a reconocer señales y mensajes que transmiten y los significados propios que poseen cada uno de estos. Mientras más tiempo comparten un adulto y él bebé, logran conocerse y entenderse mejor. En este sentido, la lactancia constituye un momento único e importante para entablar una relación entre la madre y el niño, ya que se convierte es una de las primeras interacciones significativas en una relación humana. Esto debido, a que tener al niño en brazos, mientras se comparte a través de caricias y miradas este momento, constituye una manera significativa para poder conocerse y fortalecer la relación entre ambos (Olza, 2016).
El momento de lactancia promueve la creación de un medio de comunicación e interacción que permite fortalecer y reforzar el vínculo que se crea entre ambos desde el embarazo. Frente a ello, la lactancia brinda la oportunidad de acceder a un espacio en donde poder reforzar la relación de amor y cuidado entre mamá y bebé, convirtiéndose en un espacio de comunicación y enriquecimiento mutuo. Frente a ello, permite a la mamá y él bebé, sentir el cariño y cuidado mediante el contacto cercano que poseen. Así mismo, el bebé se siente protegido y cuidado al sentir que sus necesidades son correspondidas por la madre, lo que le permite sentirse amado, ya que siente a su mamá presente y cerca para responder a las necesidades que posea, y con ello, brindarle el cuidado requerido. Así contribuye a la construcción de una base segura en uno mismo, pues, a través del cariño, cuidado y presencia que la madre muestra hacia el bebé, mediante caricias, abrazos, besos o palabras, éste también aprende a reconocer el amor que le brinda el otro y con ello, sentirse reconocido y querido (Olza, 2016; Valado y Orozco, 2018).
Frente a ello, el fortalecimiento de este vínculo se encuentra influenciado por diversos factores físicos y relacionales, que influyen directamente en la forma en como la madre y él bebe se relacionan durante este momento. Por un lado, existen factores fisiológicos que contribuyen con la posibilidad de instauración de este vínculo, pues la unión piel a piel que propicia el momento que se da cuando el bebé succiona el pecho, genera una producción de oxitocina, conocida también como la hormona del amor, la cual, además de ser definitiva en la producción de la leche, genera sentimientos positivos en la madre como amor hacia su hijo, felicidad y relajación cuando lacta (Valado y Orozco, 2018). Junto a ello, este fortalecimiento también se encuentra influenciado por la forma en como la madre y él bebe se relacionen y comuniquen durante este momento. Frente a ello, como explica Olza (2016), debe existir una contribución por parte de ambas partes para la instauración de un momento de conexión. Por un lado, el bebé despliega todas sus conductas destinadas a tener cerca a su madre como succionar, acariciar el otro pecho, seguir con la mirada, sonreír, llamar o llorar para captar la atención de la madre. Así mismo, deben existir también conductas de apego respondidas con la atención, cuidado y cariño necesario por parte de la madre que contribuyen a que el bebé establezcan una relación más cercana y satisfactoria.
En este sentido, es importante reconocer cómo las primeras relaciones son las que permiten la instauración de las bases subjetivas que determinan el desarrollo psicosocial del niño. Por ello, cuando este dispone de manera continua de un adulto que le demuestra cariño, protección, identificación con sus necesidades y con ello, sea capaz de brindarle una respuesta sensible y coherente, establecerá a partir de este cuidado, una base caracterizada por la confianza y seguridad que será imprescindible para la salud mental y para un adecuado desarrollo personal y social.
Bibliografía
Valado, S. y Orozco, E. (2018). Amamantamiento: Aspectos psicosociales. Revista Mexicana de Pediatría, 85, 6, pp. 230-234.
Olza, I. (2016). La lactancia materna como herramienta fisiológica del vínculo afectivo. Recuperado de: https://saludmentalperinatal.es/2016/10/03/la-lactancia-materna-como-herramienta-fisiologica-del-vinculo-afectivo/
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