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El rol del cuidador primario

Por: Luis Espil


El nacimiento de un bebé es un hito muy relevante en la vida de una pareja, refleja emociones de felicidad y al mismo tiempo un compromiso con el cuidado de un nuevo ser. En este sentido, se va creando un vínculo temprano, ya sea con la madre o con algún otro cuidador que se encuentre a cargo del bebé, éste se va construyendo a través de las diferentes experiencias, contactos y vivencias de éste, ello tiene como resultado un desarrollo óptimo en el plano afectivo, social y cognitivo para la estructuración de su aparato psíquico. Entonces podría decirse que existe una forma díada entre bebé y cuidador.


Es necesario concebir la idea de qué significa o quien es un cuidador. El ejercicio de cuidar se podría definir como el comportamiento y acciones que envuelven conocimientos, valores, habilidades y actividades emprendidas en el sentido de poder asistir y suministrar potencialidades al otro, en este caso en específico, al niño. En esta misma linea, el cuidador puede ser la madre, algún miembro de la familia u otra persona que asume primariamente la responsabilidad para poder brindar apoyo y satisfacer las necesidades de otra persona, en el caso de los niños sería una guía para potencializar su desarrollo en todos los aspectos (Larban, 2010).


Melanie Klein señala que a partir del nacimiento del bebé comienzan a forjarse las relaciones con las personas de su entorno principalmente con el cuidador primario, de acuerdo a ello, es importante que la persona que realice el cuidado del bebé lo haga de una forma cálida y segura, ya que le permite poder realizar una integración plena del objeto, es decir una integración de las relaciones con las personas de su entorno. Asimismo, Freud, Winnicott y otros autores psicoanalíticos, enfatizan la importancia de la observación del juego, pues a través de esta muestra su mundo interno por lo que ocupa un acto esencial en el desarrollo del niño y la estructuración de su psiquismo, al mismo tiempo, el juego favorece la interacción y la comunicación entre el bebé-cuidador (Brenes, 2014).


En una recopilación de estudios realizado por Carbonell (2013), señala que existe una asociación significativa entre la sensibilidad del cuidador y la seguridad emocional del niño o niña, dicho en otras palabras, los cuidadores que puedan percibir y satisfacer las necesidades del niño ayuda o incrementa su seguridad emocional de estos últimos. De este modo, el niño, en situaciones de estrés, angustia, temores o algún otro malestar en general, etc., tendrá la capacidad de concebir la idea de que su cuidador puede ser un refugio para que pueda calmar estos malestares, lo cual también incrementa su seguridad de manera progresiva hasta que se encuentra listo para poder sobrellevarlas de una manera autónoma.

En síntesis, el rol de cuidador puede ser ejercida por la madre, aquellos adultos familiares o no familiares, padre, abuelos, tíos, niñeras, etc., este ejercerá cuidado, protección y garantizará la supervivencia de los bebés y los niños pequeños potencializando su desarrollo. Asimismo, se puede determinar que el rol del cuidador primario es clave para poder ofrecer una base de seguridad, desde la cual el niño organiza su comportamiento, logra seguridad, explora y aprende sobre el ambiente, tanto físico, como social.


Referencias:

Brenes, L. (2014). La importancia del vínculo temprano: Díada madre e hijo. Recuperado de: https://sifp.psico.edu.uy/sites/default/files/Trabajos%20finales/%20Archivos/trabajo_final_de_grado_3_laura_rey_2.pdf

Carbonell, O. (2013). La sensibilidad del cuidador y su importancia para promover un cuidado de calidad en la primera infancia. Recuperado de: http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-42212013000200008

Larban, J. (2010). Cuadernos de psiquiatría y psicoterapia del niño y del adolescente. Recuperado de: https://www.sepypna.com/documentos/articulos/ser-cuidador-ejercicio-cuidar.pdf

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