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El rol de la palabra en la adolescencia

Por: Luciana Espinoza

La adolescencia es una etapa caracterizada por cambios físicos, psicológicos y sociales, que puede ser percibida por los adolescentes como una etapa “chocante” debido a la diversidad de sentimientos y sensaciones nuevas que se experimentan. En este sentido, la adolescencia significa para las personas que la atraviesan, el descubrimiento de un nuevo mundo desde una nueva postura, pues involucra el reconocimiento y aprendizaje de nuevos cambios y dificultades nunca antes experimentados. Es importante con ello, reconocer como las experiencias que se atraviesan dentro de esta etapa, pueden despertar en él y la adolescente una diversidad de sentimientos que irrumpen con su propio bienestar emocional. Estos sentimientos, no siempre son comprendidos y aceptados por los adolescentes, pues pueden ocasionar sensaciones de confusión, miedo, vergüenza o cólera, que pueden ocasionar en ellos una dificultad para relacionarse con lo experimentando, generando en consecuencia, una incapacidad para reconocer y expresar estas nuevas sensaciones y con ello, recurrir a ignorarlas o ocultarlas. Es por ello, que es de importancia reconocer la necesidad que poseen los adolescentes de encontrar un espacio que les permita relacionarse con las experiencias que atraviesan, y con ello, les brinden la posibilidad de reconocer, pensar y evocar las emociones surgidas durante esta etapa. Esto les permitirá, el acercamiento a las experiencias desde una nueva mirada con un pensamiento crítico.


Frente a ello, como explica Cava (2003), la comunicación familiar será un factor importante para la constitución de un medio que permita el desarrollo de relaciones familiares que brinden un factor de apoyo frente a dificultades. Esto debido, a que la comunicación es la herramienta que transforma las relaciones entre padres e hijos. En este sentido, la palabra se convierte en una herramienta necesaria para la comunicación de vivencias y dificultades que atraviesan los miembros de una familia. Con ello, se convierte en una herramienta necesaria no solo para poder nombrar y reconocer las dificultades, sino también para validar capacidades, recursos y logros percibidos, que el otro no logra reconocer debido a la angustia experimentada. Escuchar al otro nombrar sensaciones, dificultades o recursos que uno no es capaz de identificar, permitirá brindar a las experiencias atravesadas un nuevo sentido y con ello, permitirá encontrar nuevas formas de relacionarse con ellas.


Por esto es importante reconocer que el diálogo con los adolescentes, no debe convertirse en un medio a través del cual se establezcan límites y tareas que los obliguen a adaptarse a la dinámica familiar. Sino, debe ser un medio que permita evocar, recoger y reconocer las experiencias que experimentan. El ayudarlos a reconocer y nombrar lo que sienten, permitirá a los adolescentes reconocer que las experiencias que atraviesan son normales y propias de esta etapa del proceso de crecimiento. Esto debido, a que las sensaciones que se desconocen al ser nombradas dejan de sentirse amenazantes y con ello, pasan a ser reconocidas como menos angustiantes, pues el identificarlas bajo una idea conocida, permite brindarles una nueva perspectiva y con ello, comprenderlas mejor.


Frente a ello, como explican Estévez, Murgui, Moreno y Musitu (2007), desde el rol de padres es importante acompañar al adolescente en su proceso de reconocer y pensar sobre las sensaciones y dificultades que experimentan durante esta etapa. Frente a ello, es de importancia brindarles un espacio de diálogo que les permita, con su apoyo, identificar y nombrar que emociones y sensaciones están surgiendo frente a los cambios y dificultades experimentados. Con ello, el brindarles la oportunidad de nombrar mediante la palabra, permitirá una comprensión más crítica sobre su realidad, esto debido a que permitirá comprender desde una nueva perspectiva sensaciones que antes no eran reconocidas. Esto les brindara la oportunidad de relacionarse y aprender de los retos y nuevos cambios propios de esta etapa del crecimiento.


Referencias

Cava (2003). Comunicación familiar y bienestar psicosocial en adolescentes. Revista de Psicología Social, 1, (1), pp. 23-27.

Estévez, E., Murgui, S., Moreno, D. y Musitu, G. (2007). Estilos de comunicación familiar, actitud hacia la autoridad institucional y conducta violenta del adolescente en la escuela. Psicothema, 19, (1), pp. 108-113.


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