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EL DECIR DEL CUERPO

Por: Samir Chahua


El cuerpo es un lienzo blanco, bastante profundo e interminable, que a través de los trazos de la experiencia van tomando tonalidades de recuerdos, marcas suaves o intensas de nuestras emociones y una mirada global de las huellas de nuestra infancia y adolescencia.

El cuerpo atraviesa diferentes transformaciones que conecta con nuestro sentir, con nuestra manera de observarnos y relacionarnos con los demás. En la infancia, pareciera que el cuerpo es visto como algo en desarrollo, en cierta medida es así, pero ¿cómo el infante se siente con su cuerpo?, una respuesta es ubicada en la relación padres – hijos, en aquella relación además del cuidado y las atenciones necesarias, son los padres o quienes cuidan al bebé que a través de sus palabras nombran el cuerpo del bebé, y el bebé es ahí que reconoce su cuerpo. Un ejemplo es cuando se dice: “qué manitos tan pequeñas tienes”, “qué bonitos cachetitos”. El nombrar las partes del cuerpo del bebé por los padres hace que el bebé pueda conocerse más a sí mismo, y al acompañar las palabras “bonitos”, “pequeñas”, apreciaciones desde el amor generan una seguridad y bienestar en el bebé.

De la misma manera, el tener un contacto de piel a piel entre padres y bebé implica una conexión profunda y sólida, sentir la calidez y la textura conlleva al reconocimiento del cuerpo por el bebé, él imagina una forma de su cuerpo de acuerdo a cómo sus padres se acercaron y como apreciaron el contacto físico. Y más adelante, en la niñez, el cuerpo del niño es imaginado de acuerdo a la mirada de los padres. Cuando se dice: “Eres fuerte como Hulk”. El infante ve a su cuerpo como alguien fornido, grande y poderoso como aquel superhéroe.

Es entonces, que el cuerpo en la infancia es construido por la visión de los padres, en cómo ellos perciben y sienten a sus hijos. Respecto a los niños, aprecian el valor de las palabras y experiencias con sus padres, por lo que el cuerpo se convierte en ese medio de conexión y en donde se viven diferentes emociones.

Por otra parte, avanzando en las etapas sensibles de las personas, ¿cómo se vive el cuerpo en la adolescencia?, una posible respuesta es ubicar el lugar del duelo, referido a dejar el cuerpo de niño a tener un cuerpo diferente, es imaginar que en un día tenemos un cuerpo que conocemos y en un momento inesperado amanecemos con un cuerpo diferente. Este cambio además de ser físico, cambia el sentir de la persona, surgen ideas en cómo será visto por los amigos, las personas cercanas y otros, por lo que aparecen las inseguridades o tener miedo al rechazo por su cambio físico.

Asimismo, la mirada en la adolescencia puede tomar un valor importante, en que la percepción de otros es la valoración del cuerpo. Por ejemplo: “tienes grandes brazos”, “tienes bonitos ojos”, “me gusta tu cabello”. Aquellas valoraciones se asumen como verdaderas y aquellas partes del cuerpo resaltadas pueden tomar mayor detalle o arreglo para ser mostrado. En este punto también es pensar que la valoración de los demás implica la pertenencia a los grupos de amigos o grupos de alguna afinidad, y del otro lado, también está el duelo de que tal vez no sea apreciado en forma física, lo que puede causar duelos y emociones no agradables en sí mismos.

Es entonces, que en la adolescencia, el cuerpo atraviesa diferentes cambios que se remiten a duelos, por lo que se suele experimentar diferentes momentos poco agradables y momentos importantes de alegría y de conocerse a sí mismos.

Para concluir, el cuerpo además de las etapas, aguarda en su interior diferentes momentos, como las palabras de los padres en la infancia, el ir por primera vez al colegio, entre otros. El cuerpo es como una memoria infinita que capta cada situación que experimentamos. Por eso, cuando sentimos alguna emoción, en alguna parte de nuestro cuerpo lo sentimos, la risa solo se muestra superficialmente en la boca, pero la risa lleva al cuerpo a recordar un momento agradable que se ha vivido, a veces hacemos movimientos o muecas al reírnos, es ahí que se está expresando algo de lo vivido. Igualmente, la valoración del cuerpo en cierta forma está mediada por la visión de los demás, pero también es preguntarse en ¿cómo uno mismo se siente con su cuerpo?, escuchar más mis sentir, mi propio deseo.

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